La ducha es tan pequeña que prácticamente no te podías enjabonar, la cama pequeña, la mesa de la cocina diminuta, no había una mesa en la que poner las cosas en lo que hace de salón (por otra parte impediría el paso a la cocina). Las toallas pequeñas y tan finas que no secaban. La nevera o el calentador hacían ruido constante.
Lo mejor: aire acondicionado con bomba de calor, parking cerca e incluido en el precio, y personal amable